Pie Diabético
Tanto los pacientes con diabetes insulino dependientes como los no insulinodependientes, presentan una alteración de su metabolismo que ocasiona una triada de procesos en el pie diabético. Primero, la arteriosclerosis y calcificación de las arterias provoca estrechamientos (estenosis) y oclusiones de las arterias con una mayor velocidad. En segundo lugar la neuropatía ocasiona una alteración de la sensibilidad de los pies que provoca alteraciones en los apoyos, con sus callosidades, y deformidad del pie. Al perder sensibilidad la aparición de trastornos tróficos son un sustrato ideal para la proliferación de gérmenes. La infección, es la tercera alteración del pie diabético. Un medio rico en glucemia es un excelente caldo de cultivo para que las bacterias proliferen. Por tanto, arteriopatía (arteriosclerosis), neuropatía e infección, cada una en mayor o menor medida provocan en el mundo la causa mas frecuente de amputaciones en extremidades inferiores .
Las úlceras del pie diabético son difíciles de tratar pero sin una valoración específica por un especialista en Angiología y Cirugía Vascular, apoyado en podólogos y endocrinólogos, el éxito es menor.
Esta patología vascular afecta de manera muy selectiva a las arterias de pequeño calibre por debajo de la rodilla, donde en ocasiones no se puede realizar la cirugía de by-pass. En estos casos en empleo de la Cirugía Endovascular (cirugía desde el interior de los vasos mediante el uso de catéteres y balones de angioplastia de bajo perfil) puede evitar un importante número de amputaciones. En estos momentos podemos afirmar que evitamos AMPUTACIONES MAYORES, mediante cirugía Endovascular mínimamente invasiva.
Esta Unidad es de gran utilidad y eficacia frente a una patología de elevada prevalencia, el pie diabético, una alteración sistémica, neurológica, vascular y osteoarticular. Desafortunadamente, el pie diabético con frecuencia muy superior a la pensada puede desembocar en una amputación por mala prevención o diagnóstico tardío. Todo ello, conlleva una elevada repercusión personal, psicológica y laboral para el paciente, así como un elevado coste sanitario.
La DM forma parte de los cuatro factores de riesgo clásicos de las enfermedades arterioscleróticas, junto al tabaquismo, la hipertensión y la hipercolesterolemia. El pie diabético, de fisiopatología mixta, comporta una serie de implicaciones (Clinical Care od Diabetic Foot 2005, Foot ankle Int 2005):
• El 70% de las úlceras recurren en < de 3 años.
• En el 60-70% de los casos existe un grado variable de isquemia.
• 15% de úlceras conllevan infección del hueso (osteomielitis).
• Entre el 40-50% de los pacientes diabéticos desarrollarán a lo largo de su vida úlceras en el pie, que en un 15-20% serán causa de amputación menor y/o mayor.
La Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular define el Pie Diabético como una “alteración clínica de base etiopatogénica neuropática inducida por la hiperglicemia mantenida, en la que con o sin coexistencia de isquemia, y previo desencadenante traumático, se produce la lesión y/o ulceración del pie”. Se refiere a que la causa inicial es un traumatismo previo (callosidad, uña clavada, herida, rozadura…) sobre un pie insensible por afectación de los nervios debido a la elevación mantenida de la glucemia y que dependiendo de la existencia de afectación vascular tendrá mayores o menores consecuencias. Una úlcera en el pie de un paciente diabético, en relación a uno no diabético, tiene menos posibilidades de cicatrizar con facilidad: es más posible que se infecte y también lo es que esta infección difunda.
Ante estos datos, no cabe duda que el mejor tratamiento es la prevención y que ésta debe ser llevada a cabo el Endocrinólogo, el Podólogo y el Angiólogo-Cirujano Vascular-Endovascular realizando un diagnóstico precoz, controlando periódicamente y tratando enérgicamente los primeros signos o síntomas de alarma.
RECOMENDACIONES “PIE DIABÉTICO”
La Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular le informa de las recomendaciones para la prevención de lesiones en el “pie diabético”
1.- Inspección diaria del pie para detectar lesiones ampollosas, hemorrágicas, maceraciones o excoriaciones interdigitales. Se utilizará un espejo para la inspección de la planta y talón.
2.- Antes de proceder a calzar el zapato, inspeccionar con la mano su interior para detectar resaltes, costuras con rebordes o cuerpos extraños, que deberán ser eliminados.
3.- El zapato idóneo es aquel que cumple cuatro principios básicos:
– Absorción de la carga mediante plantillas elásticas
– Ampliación de la carga por distribución de la presión en mayor área.
– Modificación de zonas de apoyo conflictivas.
– Aportación de amplia superficie.
Por tanto, el tipo de calzado debe ser siempre extraprofundo y ancho; cuando no existe deformidad se asociará a plantillas blandas para distribuir la presión y, si existe deformidad, a órtesis rígidas para disminuir y distribuir las presiones anormales.
4.- Las zapatillas de deporte que tengan estas características son las mas adecuadas para pasear.
5.- Cambiar los calcetines y los zapatos dos veces al día.
6.- No caminar nunca sin calzado. Utilizar zapatillas amplias en lugares como la playa o piscina.
7.- No utilizar nunca bolsas de agua caliente o almohadillas eléctricas para calentarlos.
8.- No utilizar nunca la resección de uñas encarnadas o callosidades. Acudir al podólogo
9.- No apurar el corte de las uñas, sino hacerlo de forma recta y limarlas suavemente.
10.- Lavar los pies con agua templada y jabón neutro durante cinco minutos. Secar escrupulosamente sobre todo entre los dedos.
11.- Medir la temperatura del agua al lavarse con el codo.
12.-Aplicar “Mepentol leche” o hidratación después del baño.
13.- Notificar a su enfermera/o, o médico de familia la aparición de hinchazón, enrojecimiento o ulceración aunque sea indolora.
Dr. Juan José Jiménez Ruano
Miembro de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular